MI PRIMER CLIENTE
Muchas veces he querido recordar el día en el que empecé en esta profesión, pero ya no lo recuerdo. Sin embargo, sí puedo recordar claramente mi primera cita, las mariposas que sentía en mi estómago. En ese momento, creí que con el tiempo esas emociones desaparecerían, pero a lo largo de mi trayectoria he pasado por muchas habitaciones y siempre experimento lo mismo. Parece que es algo que no desaparecerá; esa sensación de saber quién me espera del otro lado de la puerta o como me ira: tantos pensamientos abordan mi mente al tocar la puerta.
Este trabajo implica llevar una doble vida y solo unas pocas personas conocen este aspecto oculto de mi existencia. A estas alturas, parece que he olvidado esa primera cita y a ese primer cliente. Solo recuerdo con cariño a un par de estos hombres y solo a muy pocos los llevo en mi corazón. Ser escort, ha cambiado mi vida para siempre. Lo que más agradezco de esta profesión es que me ha vuelto más decidida y me ha enseñado a valorar más mi juventud y mi vida.